Me juré que no volvería a verla... Que no volvería a mencionar su normbre, o recordar el tiempo que había perdido a su lado. Por alguna extraña razon me sentí en paz, la ira que me había sacado de casa se había evaporado, temí que volviese, y con saña renovada al día siguiente temí que los celos y la verguenza me consumiesen lentamente una vez las piezas de cuato había vivido aquella noche cayesen por su propio peso.
La sombra del viento.
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